La secta cristiana Mormona, formalmente conocida como la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (SUD), presenta un marco teológico que difiere significativamente del cristianismo ortodoxo y la verdad de la Biblia. Central en su doctrina es el concepto de "Dios" como un ser creado que alguna vez fue un hombre, sujeto a progresión y subordinado a una deidad superior a la que a menudo se hace referencia como "el Dios de Dios". Esta enseñanza tiene sus raíces en el Discurso del Rey Follett, donde José Smith declaró: "Dios mismo fue una vez como somos ahora y es un hombre exaltado "(Historia de la Iglesia, vol. 6, Cap. 14), la ideología se encapsula aún más en declaraciones como la de Lorenzo Snow, un ex profeta SUD, quien enseñó: "Tal como es el hombre ahora, Dios alguna vez fue; tal como es Dios ahora, el hombre puede ser."Esta creencia implica que Dios no es eterno ni existente por sí mismo, sino que es parte de un linaje de dioses, cada uno progresando en divinidad.
Las escrituras mormonas como Doctrina y Convenios y las enseñanzas de La Perla de Gran Precio refuerzan este punto de vista. Por ejemplo, en Abraham 4: 1-3, la creación se describe en términos de "Dioses" que organizan el mundo, lo que sugiere aún más una multiplicidad de deidades. Esto entra en conflicto directamente con el principio central del cristianismo bíblico: la naturaleza absoluta e increada del único Dios verdadero.
Esta enseñanza errónea busca atacar las siguientes características fundamentales del Dios de la Biblia;
1. La Singularidad de Dios: que es la postura Bíblica de que, aunque existe Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo, no son 3 dioses, sino uno. Son personalidades coeternas, coiguales y copoderosas, pero distintas.
2. El estatus Eterno de Dios: que es la posición bíblica de que Dios no fue hecho como nosotros los seres humanos. Él ha estado antes del comienzo de los tiempos y continuará siéndolo cuando el tiempo ya no exista.
3. Dios como Autosuficiente: que es la posición Bíblica de que Dios es suficiente para ser Dios por Sí Mismo, sin necesitar ningún otro ser superior para crearlo o sostenerlo.
La Posición Bíblica: Dios es Eterno y Autoexistente
La Biblia afirma consistentemente la eternidad y la autoexistencia de Dios. Él no es un ser creado, ni tiene una deidad superior. Desde Génesis hasta Apocalipsis, las Escrituras retratan a Dios como el Creador eterno e inmutable.
1. Evidencia del Antiguo Testamento
Deuteronomio 6:4 declara: "Oye, Israel: El SEÑOR nuestro Dios es un Señor."
Isaías 43: 10 declara: "Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo a quien yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo soy; antes de mí no fue formado Dios, ni lo será después de mí."
Isaías 44:6 agrega: "Así dice Jehová, Rey de Israel, y su redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero y el último, y fuera de mí no hay Dios."
Estos pasajes enfatizan la singularidad, la existencia eterna y la supremacía inigualable de Dios. No hay ningún indicio de que Dios sea parte de un linaje divino o de que tenga una deidad superior.
2. Evidencia del Nuevo Testamento
Mateo 28: 19 dice: "Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" : Tome nota de la palabra "nombre" que está en singular, no en plural, afirmando la singularidad, no pluralidad, de la Trinidad.
Juan 1: 1-3 proclama: "En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Lo mismo era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho."
Colosenses 1: 16-17 afirma :" Porque por él fueron creadas todas las cosas que están en los cielos y que están en la tierra, visibles e invisibles, ya sean tronos, dominios, principados o potestades; todas las cosas fueron creadas por él y para él; y él es antes de todas las cosas, y en él todas las cosas subsisten."
Apocalipsis 22: 13 reitera: "Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último."
El Nuevo Testamento se alinea perfectamente con el Antiguo Testamento, afirmando que Dios, y específicamente Jesucristo, el Verbo hecho carne, es eterno y existe por sí mismo.
Respuestas de la Apologética Cristiana a la Teología Mormona
Los apologistas cristianos han abordado durante mucho tiempo los errores dentro de la teología mormona. El Dr. James White, en su libro Cartas a un Anciano Mormón, escribe: "El concepto mormón de Dios reduce al Todopoderoso Creador a una mera criatura en una larga línea de dioses, negando así Su soberanía suprema y singularidad."De manera similar, Walter Martin, en El Reino de las Sectas, critica al mormonismo por sus implicaciones politeístas y su alejamiento del monoteísmo bíblico.
C. S. Lewis, aunque no aborda directamente el mormonismo, destaca la singularidad de Dios en el Mero Cristianismo: "El Dios del Cristianismo afirma no solo ser la realidad última sino el fundamento de toda existencia, absolutamente independiente de cualquier otra cosa."Tales ideas subrayan la incompatibilidad de la doctrina mormona con la enseñanza bíblica.
La Autoridad de las Escrituras y el Papel del Espíritu Santo
Como creyentes, nuestra fe debe estar anclada en la Palabra inmutable de Dios, compuesta por los 66 libros del Antiguo y Nuevo Testamento. 2 Timoteo 3: 16 nos recuerda: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia."
En un mundo lleno de diversas sectas e ideologías, la Biblia sigue siendo la única guía infalible para la fe y la práctica. Junto con la inspiración del Espíritu Santo, proporciona claridad y discernimiento, protegiéndonos contra falsas enseñanzas. Debemos rechazar todas las adiciones demoníacas que buscan destruir la pureza y singularidad de la fe cristiana. El Señor nuestro Dios es uno y Él es Dios por Sí mismo.
La doctrina del "Dios de Dios", tal como la defiende la teología mormona, es una desviación de la verdad bíblica. Dios no es un ser creado, ni está subordinado a ninguna otra deidad. Él es el Creador eterno y autoexistente de todas las cosas, como se revela en Su Palabra.
Por lo tanto, permanezcamos firmes en la verdad de las Escrituras, confiando en la guía del Espíritu Santo. Como Hebreos 13:8 declara: "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos."Que anclemos nuestra fe no en las arenas movedizas de la doctrina humana, sino en la Palabra inmutable de Dios.
Misericordia y Paz estén contigo hoy
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